Hace tiempo no escuchaba a Cal Tjader. Andaba redactando un amague de discurso telefónico en mi trabajo. Como no sabia cómo hacerlo, abrí documentos y más documentos y llenaba mi pantalla de pestañas y ventanas. Toda esa acumulación de información que supuestamente me ayudaría a finiquitar mi discurso, solo me trajo más impaciencia. Creo que era porque quería terminar lo antes posible para poder así escuchar algunas canciones que guardé mucho tiempo atrás y que quise hoy recordar.
A pesar de que me rehúse a escuchar canción alguna durante el trabajo, terminé cediendo y abrí la bandeja que contenía mis páginas favoritas entre las que guardo canciones que me pertenecen, las que me llamaron la atención pero todavía no son totalmente mías y las que me dan curiosidad. Encontré una pagina que había guardado hace mucho tiempo en la que había una canción de Dizzie Gillespie con Cal Tjader. La guardé porque siempre escuché de un tal Dizzie Gillespie, que tocaba jazz y era un monstruo en estas artes y bla bla bla, bla bla bla…La guardé por que un día escuchaba una canción de Cal Tjader y me di cuenta que a la izquierda había un video que decía: DIZZIE GILLESPIE Y CAL TJADER. No salía el nombre de la canción y eso me dio curiosidad. Curiosidad por que un algo sin nombre a veces te puede invitar a un terreno desconocido. Los terrenos sin nombre o desconocidos , esos terrenos..tan solos y que pueden ser tan tuyos... Como si por un momento pensaras que nadie conoce este lugar, nadie ha visitado estas páginas, nadie ha seguido esta ruta y nadie se ha encontrado con lo que al final vas a encontrar. Tan tuyos...
Te puedes encontrar con cosas que te gustan un poco más que otras y todo, casi todo lo vas almacenando en algún lugar. La búsqueda termina, mayormente, en el lugar en el que encuentras algo que te gustó más que los anteriores lugares. No se sabe por qué termina ahí, pero uno sabe cuando es que ha encontrado lo que andaba buscando. A veces encuentras más cosas, pero ya no generan el mismo efecto, el mismo goce. Dejas todo ahí, ya satisfecho.
Descubrir algo desconocido o conocer lo que nadie conoce siempre me hizo sentir que todavía queda algo para mí. Un algo que los demás no pueden manosear ni volverlo trillado, un algo que apenas empiezas a conocer, ya lo sientes como propio.
Así fue con este video, le hice click y lo deje sonando. Recuerdo que ese día que lo guardé andaba conversando por el Messenger. Puse el video y lo primero que escuché fue una voz gruesa y gringa. Los siguientes minutos sonaban a ese jazz clásico y antiguo que debo decir que me aburren. Un jazz de salón, para señores todos viejos. Resaltaba el saxofón del moreno Gillespie, el que tanto había ansiado escuchar, pero al que le fui un tanto indiferente. Me absorbieron las tontas conversaciones en el chat con personas que ni recuerdo.
De pronto, hubo un silencio efímero en el video. Abrí rápidamente la ventana en la que estaba el video y vi que la canción seguía corriendo. Era el minuto 2:53. Unos pegajosos acordes en la guitarra atraparon mi atención. Empecé a escuchar todo con mayor detenimiento. Cuando eso pasa todo en mi mente se va estructurando flexible, lenta y al final, salvajemente.
Todo pasa tan rápido en la mente y tan lento nuestro tiempo, el que todos manejan, el que todos conocen. Y es que la velocidad del mundo interior puede llegar a veces a ser... Aquellos momento en los que pasas de solo escuchar y ver, a sentir.
Primero todo fragmentado. Sonaba esa guitarrita curiosa y luego una voz gruesa .Parecía la voz que escuché al comienzo, era una inconfundible voz de moreno. Decía algo inentendible en inglés y pensándolo bien, su voz llegaba a ser como un instrumento más, utilizado precisamente para darle el poder y la fuerza necesaria a los instrumentos que se sucederían después. Como si el dueño de una casa le abriera las puertas a las personas indicadas para que se inicie la fiesta.
Escuché el bajo solo. Luego, ya sonaba simultáneamente con la guitarra. Mi atención en ellos dos, mientras el ruido de los otros instrumentos reclamaban su ingreso a la fiesta, existir y ser alguien entre todos y con todos. Luego, llegó la batería. Mi atención se centró un instante en la batería y rápidamente se mezclo con los ya ingresados. Conversaban los tres. Luego reconocí todos los otros sonidos: el vibrafono, las congas. Ya no sonaban solos. Empecé a escuchar todos los sonidos a la vez, los atendía a todos a la vez, me sentía desbordado.
Cuando el placer por escucharlos a todos juntos se aburguesaba, chilló la trompeta de Dizzie Gillespie. Me reclamaba la actitud que tuve con su performance en minutos anteriores. Esa indiferencia que le tuve antes lo había enfurecido y sonó tan fuerte... Entró y se juntó con los otros sonidos. Estaba todo completo entonces, era suficiente. Todos sonaban y se sucedían entremezclados. Todos a la vez, ya no podía atenderlos. Me entregué y me violaron en ese preciso instante. La piel de mis brazos se enfrió y ese frío recorrió cada parte de mi cuerpo en un segundo dibujando finalmente una línea cómplice de desconcierto y placer en mi rostro.
Los guardé para siempre, para volverlos a escuchar alguna otra vez, en el momento en que yo quiera. No había nadie cerca. Si hubiera existido alguien ahí en ese momento, le hubiera compartido lo que escuché. No lo sé, solo por la alegría de compartirlo, como sacándote un poquito para dárselo a otro, para no sentirte solo…
El momento que yo quería para escucharlos fue hoy. Le hice click en ese instante y lo deje sonando. Volví al documento que tenía que terminar y lo miré fijamente. No pensaba en nada y los sonidos de la canción ya me saludaban tímidamente. Volví a la página del video y vi que más abajo había otro video que titulaba CAL TJADER- TU QUE CREES QUE. No sé por qué me dio curiosidad el titulo, pero lo abrí en otra pestaña y le puse pausa para que cargue mientras intentaba escribir las últimas 5 palabras del documento que no podía acabar hace 30 minutos. Por lo pronto, seguía sonando la canción sin nombre.
Pensé y decidí. Este no era el momento para escucharlos, pues no los iba a sentir completamente. No me iba a entregar completamente a ellos de nuevo, no como aquella vez. Es que andaba distraído. Como no podía tenerlos a medias, pues era lo mismo que no tenerlos, cerré la página y abrí CAL TJADER- TU QUE CREES QUE.
Le puse play y comencé a escuchar. Resaltaba la típica tonadita latina y “cincuentera” del vibráfono de Tjader. No me desagradaba y lo dejé sonando. Abrí de nuevo el documento para terminar las 5 palabras.
Cuando la canción llego al minuto, hubo un quiebre en la canción, uno de esos quiebres que no se anuncian, como los temblores, como esos temblores que te mueven mientras , estudias, cierras los ojos, dices oye, escuchas "no pues", esperas sentado o andas tan molesto que piensas que ni un temblor te puede mover. Puedes ver alguna que otra señal pero no sabes si van a ocurrir y de repente te descontrola todo. Así entró el piano. Con simpleza y sus sonidos repetitivos que, lejos de aburrirme, me mantenían atento. Sus sonidos precisaban los sonidos de los demás instrumentos. El piano era como ese padre que lleva a sus hijos al parque para que solitos aprendan a montar bicicleta. Los acompañaba, los cuidaba y los dejaba jugar. El sonido del vibráfono saltaba alegre y los de las congas se mostraban ansiosos por seguir jugando. Me entregué a todos esos sonidos y el tiempo desapareció otra vez, como aquella vez por culpa de Dizzie y el mismo Tjader, como aquellas veces…Fue la vida dentro de los segundos.
Canciones:
Cal Tjader: TU QUE CREES QUE http://www.youtube.com/watch?v=IqhFIFAIsH8
Dizzie Gillespie y Cal Tjader: http://www.youtube.com/watch?v=IO9PyaZ1c0U
Canciones:
Cal Tjader: TU QUE CREES QUE http://www.youtube.com/watch?v=IqhFIFAIsH8
Dizzie Gillespie y Cal Tjader: http://www.youtube.com/watch?v=IO9PyaZ1c0U
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